viernes, 10 de enero de 2014

Capítulo 3

Subí las escaleras y me encontré ante un amplio pasillo, las paredes eran blanco marfil y había cuadros en ellas, miré la primera Habitación: mi cuarto ¡ERA INCREÍBLE! No tenía ganas de seguir inspeccionando me quería quedar allí y disfrutar de todo, si el saló me había impresionado esto era aún mejor. Me acerqué corriendo a la ventana,  el alfeizar estaba bajo y tapiado, era un sillón, siempre quise uno así para sentarme en el y leer o contemplar las vista, que por cierto, eran fabulosas. ¡Increíbles! Se veía todo Londres y el London Eye y el Big Ben era una vista estupenda, maravillosa, increíble, preciosa. No me lo podía creer era lo más bonito que había visto en mi vida.  Me senté en el alféizar, mirando toda la habitación, era tan acogedora. Tenia tonos marrones y blanco pero yo la llenaría de color con todas mis cosas. La cama era amplia, de matrimonio, con una mesita a cada lado y una lámpara sobre cada una. Había una puerta, no era el baño, al subir había visto esa puerta abierta. Entré y era un gigantesco armario, de mis sueños para llenar con mis zapatos y ropa y todo lo que comprase aquí. La cosa iba cada vez mejor y no me lo podía creer. Salí del armario muy ilusionada. Miré mi amplia y preciosa habitación que llenaría con estanterías y demás. Era todo lo que podía desear.
El equipaje estaba abajo, lo fui a coger y no lo pude evitar empecé a llenar la estantería de cosas. Y a apropiarme del lugar. Pasaron tres horas y todo estaba listo solo quería tumbarme y disfrutar pero el hambre me lo impedía. Claramente la nevera estaba vacía. Decidí ir a un bufete  y luego salir a comprar comida y cosas necesarias para la casa. Quería ir a un restaurante muy lujoso que había allí cerca pero me pareció excesivo para el primer día y era feo ir sin pareja, y yo, era un pájaro libre. Subí a mi gigarmario, ya con toda mi ropa, y escogí algo simple, mis pitillos rojos favoritos, un jersey blanco, una bufanda roja y unas botas tipo militar:

Se que no hacía falta cambiarse pero me hacía ilusión estrenar mi gigarmario y también iba muy fresca acostumbrada a un clima cálido, y allí hacía frío.